EL ENCANTO DE LA POESÍA
CANTARES
la poesía es el alma de los enamorados, es la canción del que sufre y llora por un dolor que le ha causado la vida, canta una poesía y encontrarás consuelo de inmediato, vive un poema y tu alma se levantará y encontrará el camino de la felicidad…
CANTARES
¡Ay! ¡Ay!
Más cerca de mí te siento
cuando más huyo de ti,
pues tu imagen es en mí,
es en mí,
sombra de mi pensamiento,
sombra de mi pensamiento.
¡Ay! Vuélvemelo a decir,
vuélvemelo a decir
pues embelesado ayer
te escuchaba sin oír
y te miraba sin ver,
y te miraba sin ver. ¡Ay!
Más cerca de mí te siento
cuando más huyo de ti,
pues tu imagen es en mí,
es en mí,
sombra de mi pensamiento,
sombra de mi pensamiento.
¡Ay! Vuélvemelo a decir,
vuélvemelo a decir
pues embelesado ayer
te escuchaba sin oír
y te miraba sin ver,
y te miraba sin ver. ¡Ay!
(Ramón de Campoamor)
NOVIA DE LA TIERRA
Mirarte solo en mi ansiedad espero,
solo a mirarte en mi ansiedad aspiro,
y más me muero cuanto más te miro,
y más te miro cuanto más me muero.
solo a mirarte en mi ansiedad aspiro,
y más me muero cuanto más te miro,
y más te miro cuanto más me muero.
El tiempo, pasa por demás ligero,
lloro su raudo, turbulento giro,
y más te quiero cuanto más suspiro,
y más suspiro cuanto más te quiero.
lloro su raudo, turbulento giro,
y más te quiero cuanto más suspiro,
y más suspiro cuanto más te quiero.
Deja a tu talle encadenar mi brazo,
y, al blando son con que nos brinda el remo,
la mar surquemos en estrecho lazo.
y, al blando son con que nos brinda el remo,
la mar surquemos en estrecho lazo.
Ni temo al viento ni a las ondas temo,
que más me quemo cuanto más te abrazo,
y más te abrazo cuanto más me quemo.
que más me quemo cuanto más te abrazo,
y más te abrazo cuanto más me quemo.
(Salvador Rueda)
VILLANCICO
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.
y tan alta vida espero
que muero porque no muero.
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puso en mí este letrero:
Que muero porque no muero.
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puso en mí este letrero:
Que muero porque no muero.
Esta divina unión,
y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.
y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
Acaba ya de dejarme,
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte, que ansí te requiero:
que muero porque no muero.
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte, que ansí te requiero:
que muero porque no muero.
(Santa Teresa de Jesús)
A MI ALMA
Llegada la hora del trabajo
¡Ea, jamelgo! ¡De los montes de oro
Baja, y de andar en prados bien olientes
Y de aventar con los ligeros cascos
Mures y viboreznos, y al sol rubio
Mecer gentil las brilladoras crines!
¡Ea, jamelgo! Del camino oscuro
Que va do no se sabe, ésta es posada,
¡Y de pagar se tiene al hostelero!
Luego será la gorja, luego el llano,
Luego el prado oloroso, el alto monte:
Hoy bájese el jamelgo, que le aguarda
Cabe el duro ronzal la gruesa albarda.
Baja, y de andar en prados bien olientes
Y de aventar con los ligeros cascos
Mures y viboreznos, y al sol rubio
Mecer gentil las brilladoras crines!
¡Ea, jamelgo! Del camino oscuro
Que va do no se sabe, ésta es posada,
¡Y de pagar se tiene al hostelero!
Luego será la gorja, luego el llano,
Luego el prado oloroso, el alto monte:
Hoy bájese el jamelgo, que le aguarda
Cabe el duro ronzal la gruesa albarda.
(José Martí)
¡ALELUYA!
A Manuel Machado
Rosas rosadas y blancas, ramas verdes,
corolas frescas y frescos
ramos, Alegría!
Nidos en los tibios árboles,
huevos en los tibios nidos,
dulzura, Alegría!
El beso de esa muchacha
rubia, y el de esa morena,
y el de esa negra, Alegría!
Y el vientre de esa pequeña
de quince años, y sus brazos
armoniosos, Alegría!
Y el aliento de la selva virgen,
y el de las vírgenes hembras,
y las dulces rimas de la Aurora,
Alegría, Alegría, Alegría!
corolas frescas y frescos
ramos, Alegría!
Nidos en los tibios árboles,
huevos en los tibios nidos,
dulzura, Alegría!
El beso de esa muchacha
rubia, y el de esa morena,
y el de esa negra, Alegría!
Y el vientre de esa pequeña
de quince años, y sus brazos
armoniosos, Alegría!
Y el aliento de la selva virgen,
y el de las vírgenes hembras,
y las dulces rimas de la Aurora,
Alegría, Alegría, Alegría!
(Rubén Darío)
HUMO
Bajo los árboles viejos
cuya sombra el suelo baña
miro perdida a lo lejos
una pequeña cabaña.
cuya sombra el suelo baña
miro perdida a lo lejos
una pequeña cabaña.
Todo en quietud allí vese,
la ventana no está abierta
y el musgo grisoso crece
sobre el umbral de la puerta.
la ventana no está abierta
y el musgo grisoso crece
sobre el umbral de la puerta.
Cual tibio aliento aromado
que el frío condensa en nube
que el frío condensa en nube
humo tenue y azulado
en espiral de ella sube.
en espiral de ella sube.
noticias a Dios le lleva
el humo que de la choza
en espirales se eleva.
el humo que de la choza
en espirales se eleva.
Del alma que allí reposa
(José Asunción Silva)
INFANCIA
Esos recuerdos con olor de helecho
Son el idilio de la edad primera.
Son el idilio de la edad primera.
G.G.G.
que embellecen el tiempo y la distancia,
Con el recuerdo vago de las cosas
retornan a las almas cariñosas,
cual bandadas de blancas mariposas,
los plácidos recuerdos de la infancia.
cual bandadas de blancas mariposas,
los plácidos recuerdos de la infancia.
¡Caperucita, Barba Azul, pequeños
liliputienses, Gulliver gigante
que flotáis en las brumas de los sueños,
aquí tended las alas,
que yo con alegría
llamaré para haceros compañía
al ratoncito Pérez y a Urdimalas!
liliputienses, Gulliver gigante
que flotáis en las brumas de los sueños,
aquí tended las alas,
que yo con alegría
llamaré para haceros compañía
al ratoncito Pérez y a Urdimalas!
¡Edad feliz! Seguir con vivos ojos
donde la idea brilla,
de la maestra la cansada mano,
sobre los grandes caracteres rojos
de la rota cartilla,
donde el esbozo de un bosquejo vago,
fruto de instantes de infantil despecho,
las separadas letras juntas puso
bajo la sombra de impasible techo.
donde la idea brilla,
de la maestra la cansada mano,
sobre los grandes caracteres rojos
de la rota cartilla,
donde el esbozo de un bosquejo vago,
fruto de instantes de infantil despecho,
las separadas letras juntas puso
bajo la sombra de impasible techo.
En alas de la brisa
del luminoso Agosto, blanca, inquieta
a la región de las errantes nubes
hacer que se levante la cometa
en húmeda mañana;
con el vestido nuevo hecho jirones,
en las ramas gomosas del cerezo
el nido sorprender de copetones;
escuchar de la abuela
las sencillas historias peregrinas;
perseguir las errantes golondrinas,
abandonar la escuela
y organizar horrísona batalla
en donde hacen las piedras de metralla
y el ajado pañuelo de bandera;
componer el pesebre
de los silos del monte levantados;
tras el largo paseo bullicioso
traer la grama leve,
los corales, el musgo codiciado,
y en extraños paisajes peregrinos
y perspectivas nunca imaginadas,
hacer de áureas arenas los caminos
y del talco brillante las cascadas.
del luminoso Agosto, blanca, inquieta
a la región de las errantes nubes
hacer que se levante la cometa
en húmeda mañana;
con el vestido nuevo hecho jirones,
en las ramas gomosas del cerezo
el nido sorprender de copetones;
escuchar de la abuela
las sencillas historias peregrinas;
perseguir las errantes golondrinas,
abandonar la escuela
y organizar horrísona batalla
en donde hacen las piedras de metralla
y el ajado pañuelo de bandera;
componer el pesebre
de los silos del monte levantados;
tras el largo paseo bullicioso
traer la grama leve,
los corales, el musgo codiciado,
y en extraños paisajes peregrinos
y perspectivas nunca imaginadas,
hacer de áureas arenas los caminos
y del talco brillante las cascadas.
Los Reyes colocar en la colina
y colgada del techo
la estrella que sus pasos encamina,
y en el portal el Niño-Dios riente
sobre el mullido lecho
de musgo gris y verdecino helecho.
y colgada del techo
la estrella que sus pasos encamina,
y en el portal el Niño-Dios riente
sobre el mullido lecho
de musgo gris y verdecino helecho.
¡Alma blanca, mejillas sonrosadas,
cutis de níveo armiño,
cabellera de oro,
ojos vivos de plácidas miradas,
cuán bello hacéis al inocente niño!...
cutis de níveo armiño,
cabellera de oro,
ojos vivos de plácidas miradas,
cuán bello hacéis al inocente niño!...
Infancia, valle ameno,
de calma y de frescura bendecida
donde es suave el rayo
del sol que abrasa el resto de la vida.
¡Cómo es de santa tu inocencia pura,
cómo tus breves dichas transitorias,
cómo es de dulce en horas de amargura
dirigir al pasado la mirada
y evocar tus memorias!
de calma y de frescura bendecida
donde es suave el rayo
del sol que abrasa el resto de la vida.
¡Cómo es de santa tu inocencia pura,
cómo tus breves dichas transitorias,
cómo es de dulce en horas de amargura
dirigir al pasado la mirada
y evocar tus memorias!
(José Asunción Silva)
MADRIGAL
Tu tez rosada y pura; tus formas gráciles
de estatua de Tanagra; tu olor de lilas;
el carmín de tu boca de labios tersos;
las miradas ardientes de tus pupilas;
el ritmo de tu paso; tu voz velada;
tus cabellos que suelen, si los despeina
tu mano blanca y fina, toda hoyuelada,
cubrirte con un rico manto de reina;
tu voz, tus ademanes, tú... no te asombre:
todo eso está, ya a gritos, pidiendo un hombre.
de estatua de Tanagra; tu olor de lilas;
el carmín de tu boca de labios tersos;
las miradas ardientes de tus pupilas;
el ritmo de tu paso; tu voz velada;
tus cabellos que suelen, si los despeina
tu mano blanca y fina, toda hoyuelada,
cubrirte con un rico manto de reina;
tu voz, tus ademanes, tú... no te asombre:
todo eso está, ya a gritos, pidiendo un hombre.
(José Asunción Silva)
LUZ DE LUNA
Ella estaba con él... A su frente
pensativa y pálida,
penetrando al través de las rejas
de antigua ventana
de la luna naciente venían
los rayos de plata,
él estaba a sus pies, de rodillas,
¡perdido en las vagas
visiones que cruzan en horas felices
los cielos del alma!
Con las trémulas manos asidas,
con el mudo fervor de los que aman,
palpitanto en los labios los besos,
entrambos hablaban
el lenguaje mudo
sin voz ni palabras
que en momentos de dicha suprema,
tembloroso el espíritu habla...
pensativa y pálida,
penetrando al través de las rejas
de antigua ventana
de la luna naciente venían
los rayos de plata,
él estaba a sus pies, de rodillas,
¡perdido en las vagas
visiones que cruzan en horas felices
los cielos del alma!
Con las trémulas manos asidas,
con el mudo fervor de los que aman,
palpitanto en los labios los besos,
entrambos hablaban
el lenguaje mudo
sin voz ni palabras
que en momentos de dicha suprema,
tembloroso el espíritu habla...
El silencio que crece... la brisa
que besa las ramas,
dos seres que tiemblan, la luz de la luna
que el paisaje baña,
¡amor un instante detén allí el vuelo,
murmura tus himnos de triunfo y recoge las alas!
que besa las ramas,
dos seres que tiemblan, la luz de la luna
que el paisaje baña,
¡amor un instante detén allí el vuelo,
murmura tus himnos de triunfo y recoge las alas!
Unos meses después, él dormía
bajo de una lápida
el último sueño de que nadie vuelve
el último sueño de paz y de calma.
bajo de una lápida
el último sueño de que nadie vuelve
el último sueño de paz y de calma.
Anoche, una fiesta
con su grato bullicio animaba
de ese amor el tranquilo escenario.
¡Oh burbujas del rubio champaña!
¡Oh perfume de flores abiertas!
¡Oh girar de desnudas espaldas!
¡Oh cadencias del valse que mueve
torbellinos de tules y gasas!
Allí estuvo, más linda que nunca,
por el baile tal vez agitada
se apoyó levemente en mi brazo,
dejamos las salas
y un instante después penetramos
en la misma estancia
que un año antes no más la había visto
temblando callada,
¡cerca de él!...
...Amorosos recuerdos,
tristezas lejanas,
cariñosas memorias que vibran,
como sones de arpa,
tristezas profundas
del amor, que en sollozos estallan,
presión de sus manos,
són de sus palabras,
calor de sus besos,
¿por qué no volvisteis a su alma?...
con su grato bullicio animaba
de ese amor el tranquilo escenario.
¡Oh burbujas del rubio champaña!
¡Oh perfume de flores abiertas!
¡Oh girar de desnudas espaldas!
¡Oh cadencias del valse que mueve
torbellinos de tules y gasas!
Allí estuvo, más linda que nunca,
por el baile tal vez agitada
se apoyó levemente en mi brazo,
dejamos las salas
y un instante después penetramos
en la misma estancia
que un año antes no más la había visto
temblando callada,
¡cerca de él!...
...Amorosos recuerdos,
tristezas lejanas,
cariñosas memorias que vibran,
como sones de arpa,
tristezas profundas
del amor, que en sollozos estallan,
presión de sus manos,
són de sus palabras,
calor de sus besos,
¿por qué no volvisteis a su alma?...
A su pecho no vino un suspiro
a sus ojos no vino una lágrima
ni una nube nubló aquella frente
pensativa y pálida
y mirando los rayos de luna
que al través de la reja llegaban,
murmuró con su voz donde vibran,
como notas y cantos y músicas de campanas vibrantes de plata:
¡qué valses tan lindos!
¡qué noche tan clara!
ni una nube nubló aquella frente
pensativa y pálida
y mirando los rayos de luna
que al través de la reja llegaban,
murmuró con su voz donde vibran,
como notas y cantos y músicas de campanas vibrantes de plata:
¡qué valses tan lindos!
¡qué noche tan clara!
(José Asunción Silva)
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